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Hospital de Pensilvania. 9 años duró el estudio que los convenció de incorporar plantas. |
Nuestra evolución nos está pasando la cuenta. Pero sin enojo. Las aulas universitarias y los hospitales vuelven a valorar las plantas. Curiosos experimentos lo demuestran.
Texto: Alejandro Pardo
Los primeros hospitales en Europa incluían
impajaritablemente un jardín por su influencia sanadora. Más tarde el progreso en
la medicina relegó las plantas a un plano suntuario, reduciéndolas a “cosas”
puramente decorativas. Pero en los últimos 15 años, fruto de la nueva relación
entre el hombre y la naturaleza, las plantas reivindicaron su poder benéfico. De
acuerdo con distintos investigadores, esto respondería a la hipótesis de la
biofilia, según la cual nuestras respuestas fisiológicas y sicológicas son una
respuesta a nuestra evolución. Esta explicación biofílica dice que nuestra
dependencia de las plantas no está asociada sólo a necesidades primarias como
comida, agua y abrigo, sino también a necesidades complejas, en la medida que
las plantas son fuente de desarrollo emocional, cognitivo, estético, incluso
espiritual.
Hoy el 80% de la población vive en áreas urbanas, pasando el
90% de su tiempo en recintos cerrados (casa o trabajo). De ahí la importancia
de la proximidad de los vegetales.
A la par de este renacido culto ciudadano por las plantas,
se han multiplicado los estudios científicos. Uno de los nuevos soldados de paz
de las plantas es la disciplina llamada “Environmental Psychology” (algo así
como psicología del ambiente), que se ocupa de sondear sus efectos en la mente
humana.
Dentro de este campo de batalla se ha estudiado por ejemplo
cómo inciden las plantas de interiores en una casa, en una oficina, en un
hospital; cómo reducen el estrés y el déficit atencional, cómo aumentan la
expectativa de vida; cómo los aromas del geranio socavan el estrés, cómo las
flores de corte de lavanda sacian el ánimo de los universitarios; cómo la
horticultura alimenta la buena vecindad, cómo la humidificación y purificación que
ejercen en los espacios cerrados vivifica la psique humana. Incluso, cómo
aumenta hasta en un 12% la productividad –además de la felicidad- en las
oficinas, según uno de estos curiosos estudios.
Sin embargo, como reconocen los investigadores noruegos Bjørn
Grinde y Grete Grindal Patil, dos luminarias del jardín, la disciplina es
incipiente y falta llegar a conclusiones más contundentes.
Pero veamos a dónde hemos llegado. Un estudio de Jennifer
Doxey y Tina Marie Waliczek, del Departamento de Agricultura de la Universidad del Estado
de Texas, descifró el influjo de las plantas en las aulas universitarias. Tomaron
un grupo de 385 alumnos. Un grupo asistió a clases en aulas donde había plantas
tropicales mientras que el grupo de control lo hizo a salas sin plantas. A su
vez, a estos mismos grupos los destinaron a salas con ventanas y sin ventanas.
Las conclusiones llegaron al final del semestre.
Estadísticamente no hubo diferencias en las notas ni el rendimiento, pero sí en
los sentimientos positivos del alumno hacia el aula y el profesor, tendencias
que quedaron graficadas en la evaluación final de los cursos. Quienes más
ganaron optimismo fueron los alumnos de las salas sin ventanas pero con plantas
tropicales.
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El Hospital Greer Memorial, también en EEUU, fue reconstruido y equipado no sólo con nuevas tecnologías, también con plantas. |
Pacientes y plantas
A propósito del regreso de las plantas a los hospitales, un
estudio muy interesante lo llevó a cabo la investigadora Seong-Hyun Park con
pacientes de dos hospitales. Hizo tres estudios con personas convalecientes: 80
pacientes de tiroidectomía, 90 de apendicectomía y 90 de hemorroidectomía.
Un grupo con tratamiento de control –el expuesto a la
situación normal, es decir sin plantas- y otro grupo expuesto a ocho especies
de plantas en sus habitaciones arrojaron resultados muy interesantes. Para este
último caso se usaron las siguientes plantas: orquídea, la espatifilo o cala
blanca, pothus, kentia, oreja de burro, pteris cretica, vinca minor y trachelospermum
asiaticum.
Los pacientes expuestos a las plantas evidenciaron muchísimo
mejores resultados: hospitalizaciones más cortas, menor ingesta de analgésicos
postoperatorios, menos dolor, menos ansiedad y menos fatiga que los del grupo
de control. El estudio confirmó además que las plantas fueron percibidas como
no invasivas, económicas y signo de buena atención de parte de la clínica.
En síntesis, la biofilia nos está poniendo en nuestro sitio.
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