Griegos, alemanes y el agua de Concha y Toro


Esta pintura (1568) de Pieter Bruegel el Viejo se llama Boda Campesina. Abunda el brindis y la comida rica. Sólo para gozadores.
El mito dice que los antiguos griegos inventaron el choque de copas para brindar. Los griegos se dieron cuenta de que en la degustación del vino estaban involucrados todos los sentidos (el olfato, la vista, el tacto, el gusto), menos el oído. Entonces lo hicieron participar con un elegante entrechoque de copas. Así nació el brindis. Que entre paréntesis tiene una etimología muy chora: viene del alemán bring dir’s, que significa yo te lo traigo (la alegría, la suerte).

Como siempre, esto no tiene mucho que ver, lo importante es la noticia que viene a continuación. Según Water Footprint Network (WFN), organización holandesa que asesora a la industria y los gobiernos en el tema de la huella del agua, para elaborar una copa de vino (125 ml) se requieren 120 litros de agua. La mayor parte se usa en la producción de la uva. Pues bien, Concha y Toro se convirtió en la primera viña en el mundo en medir su huella hídrica. Gracias a esta metodología, Concha y Toro logró utilizar un 40% menos de agua que el promedio estimado de la industria mundial. El trabajo, realizado en alianza con WFN y Fundación Chile, identificó que el 92% se consume durante la producción de la uva y el 8% en la vinificación y embotellado. Cristóbal Goycoolea, gerente de Desarrollo Sustentable de Viña Concha y Toro, dijo que “este es el puntapié inicial en el desarrollo de una política integrada de gestión de recursos hídricos en la compañía”.

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