Guaguas y químicos en el hogar


Uno de los stands que más vendió en la Feria Verde realizada este fin de semana en el Parque Araucano fue el de las guaguas, que se ubicaba al lado del stand de nuestra revista Energía & Jardines. El stand ofrecía diversos productos orientados a la sustentabilidad y la salud de las guaguas. Mamás preocupadas por el medio ambiente y la salud de sus hijos compraban con apetito...   
Curiosamente apareció un reportaje en el New York Times sobre esta tendencia de las madres que compran productos amigables con el medio ambiente, y por tanto menos tóxicos. Pero como decía el diario hay mamás que se obsesionan por proteger a sus crías de lo que sin lugar a dudas es un mundo articulado con productos químicos que, todo indica, son dañinos: alfombras, papeles murales, muebles, plásticos, alimentos, la lista es infinita. Por nombrar uno: retardadores de llamas en caso de incendio. Hay casos que incluso parecen exagerados de madres que construyen una suerte de mundo paralelo para proteger a sus hijos, yéndose a vivir lejos de la contaminación de las ciudades, hasta un punto que no resulta práctico; o que compran sólo productos orgánicos o de manufactura natural. El problema es que muchos son carísimos.

Uno de los argumentos en contra de la paranoia dice que muchos de nosotros crecimos en un mundo –el de la década de los 70 y 80- plagado de químicos, lo que es cierto. Un mundo donde la bolsa plástica era un comodín para todo, o donde le rociábamos veneno a todos los insectos que irrumpieran en nuestras casas. Y todos esos niños expuestos crecieron con relativa normalidad, pero con algunos costos, como el aumento de los casos de asma o déficit atencional. Sin embargo, dice el New York Times, la cantidad de químicos en nuestros medioambientes, lejos de disminuir, han aumentado, incluso se han sofisticado.

El problema es que ni siquiera en Estados Unidos existe la suficiente información sobre el daño que pueden provocar estos químicos. Consultada la vocera de la asociación de industrias químicas admitió que efectivamente falta información, pero que la autoridad sanitaria tiene todas las herramientas para investigar y pesquisar.

La paranoia en EEUU ha provocado que se multipliquen los sitios web de venta de productos cuya trazabilidad los señala como inocuos. Han aparecido sitios web que con abundante información al respecto, algunos bien alarmistas también.

El caso es que la investigación es muy escasa y todavía no sabemos el impacto que tendrá en nuestros hijos crecer en ambientes cohesionados con tantos químicos.

Y todo indica que uno puede correr, pero no huir. Lo importante es incrementar la investigación y la fiscalización; retornar a un estilo de vida más saludable; y no caer en histerismos ni fundamentalismos.
Si quiere saber más de este tema, vaya al reportaje del New York Times, que está muy bueno.