Editorial: Preocúpese de la calidad del ambiente interior

Buscando alternativas para la colonización del espacio a fines de los años 80, la NASA levantó prototipos de viviendas aquí en la Tierra. Y resolvió todos los problemas, menos uno: cómo purificar el ambiente interior de esos domos. Usó tecnologías de punta, pero nada servía. Hasta que en un llanto de imaginación alguien vio una luz: 


La tierra es una suerte de domo cubierto por nubes y por la atmósfera misma que nos protege. Un gran domo planetario, una casa grande y asoleada. ¿Y quién limpiaba la vida doméstica de este lugar? Las plantas. Entonces se pusieron a investigar y analizaron variopintas plantas descubriendo que algunas son obreras fabulosas descontaminando no sólo el domo planetario, sino que también nuestra vida doméstica.


Los resultados de estas investigaciones han revivido a raíz de los problemas medioambientales: de la mano por ejemplo de certificaciones como LEED, que han estudiado el síndrome del edificio enfermo que causa diversos problemas en las personas. Hay estudios que dicen que la productividad de oficinas aumentó hasta un 12% cuando la calidad del ambiente interior es agradable. Y eso pasa por varios factores, entre ellos, la existencia de una buena ventilación que refresque el aire, y muy de la mano de esto, la presencia de plantas de interior.

Por eso en este número entrevistamos a un joven Rodrigo Pérez, ingeniero experto en climatización, que nos habló de los beneficios de algo complejo, como contar con sistemas de ventilación en edificios, pero de cosas muy simples también, como es abrir las ventanas de la casa.

Y siguiendo el nervio de este mismo tema, el de la calidad del ambiente interior, charlamos con Fedora Tironi, agrónoma que dicta clases sobre los beneficios de las plantas en el domo. Resulta que nuestra vida doméstica es un nido de materiales sintéticos articulados con benceno, formaldehído, tricloroetileno, tolueno, xileno. Por ejemplo cuando viene una guagua a nuestras vidas, eso es sinónimo de pintura nueva, ropa nueva, muebles nuevos. Y aunque el olor se haya ido, los compuestos volátiles siguen presentes. La noticia buena es que hay plantas queribles y de muy fácil cuidado que tumban esos compuestos químicos con una eficacia milagrosa.

La otra noticia buena es que estamos en primavera y que a nuestros hijos les gusta esta época. Como el chico de la foto que acompaña esta editorial, cuya actitud filosófica es digna de Epicuro.  

Saludos y gracias

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