Seguro que los franceses están a años luz de nosotros en materia de jardines. Claro que gran parte de esa distancia no se debe tanto a una presunta sofisticación superior de ellos, sino más bien a que nosotros menospreciamos durante siglos la relación de los mapuches con sus plantas. Que en el fondo era también nuestra relación con ellas.
Los franceses nuevamente nos dan cátedra con su viveza. Resulta que el 20 de mayo pasado se organizó el 11º encuentro de Trueque Verde en la localidad de Montreuil-sous-Bois: para la ocasión, una calle se cierra y se enfiesta y en vez de tragos hay aromas y las únicas copas que hay son las de las plantas porque todo el mundo anda como poseído por esa cosa dionisíaca y serena que permite el éxito vital. Y se despliega un comercio justo, que no es sólo un intercambio de bienes como creen los pobres de espíritu: el comercio es también un intercambio de conocimientos sobre botánica, un comercio de ideas, y donde todos tienen cabida, los capos y los curiosos, el aprendiz y el maestro, según contó la revista francesa “Mon Jardin & Ma Maison”.
En el sitio www.trocvert.fr/ se podía leer la declaración de principios: “Para salvaguardar el espíritu festivo, gratuito y pedagógico de esta manifestación”.
Como el evento se está multiplicando por otras localidades, hay ganas de hacer un gran Trueque de plantas a nivel nacional.
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