Todavía alcanzamos a ver su florescencia en el valle central de Chile. Se trata del jade, o árbol del jade (Crassula arborescens), un arbusto que dicen los supersticiosos que trae la suerte. Para quienes no somos supersticiosos, conviene mejor saber que es una planta suculenta, de hojas carnosas (para almacenar agua), verdes y con filos rojizos. Florece en otoño-invierno, es ramoso y robusto, como un árbol chico. Es de cuidados simples, por ejemplo es ideal para una segunda casa. En la playa por ejemplo.
Le gusta la luz, pero resiste bien la semisombra. Es de suelos con buen drenaje –considere que almacena agua-, pedregosos o arenosos. Óptima para aguantar las sequías. Poco sensible a los parásitos.
Sus flores crecen arracimadas y tienen la forma de estrellas blancas con tonos rosados. Las flores estrelladas hacen muy bonita pareja con las hojas como paletas hinchadas y verdes bordeadas de rojo.
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