Juan Grimm jardinea para suturar las heridas

Nos habló del típico jardín chileno (ese con neumáticos pintados y baldes como floreros), de los árboles que ama, de Santiago y Vicuña Mackenna, y de su fe en la evolución.

Texto: Alejandro Pardo
Retratos: Cristal Ferret
Fotos de jardines: Gentileza de Juan Grimm   




Juan Grimm nos contó algo bien curioso cuando lo entrevistamos. Que cuando vino el célebre Monty Don, autor de un libro magnífico, que E&J ya encargó para comentárselos, y que se llama Around the World in 80 Gardens, Monty Don le comentó a Juan lo siguiente: “Me gustaría ver jardines de Chile, cuál es el jardín de Chile, ¿qué es el jardín de Chile?” Juan le contestó: “Son con neumáticos, con la bacinica, con tarros”. Eso lo encontró fascinante y dijo “me encantaría ver eso”. El caso es que Monty Don le comentó esto a un taxista, que le dijo yo sé dónde hay un jardín así. Y fueron hasta el jardín de Clara, ubicado en Santiago. Y el libro Around The World in 80 Gardens tiene un capítulo que se llama Clara’s Garden; o sea junto a jardines sublimes y sofisticados figura el jardín de Clara. Lamentablemente no tenemos las imágenes –ni siquiera escaneadas- de ese jardín de Clara para mostrárselas. Tampoco sabemos el apellido de Clara ni dónde vive como para entrevistarla y fotografiarla. Clara’s Garden tampoco aparece en el programa de televisión que Monty Don hizo para la BBC y que se llama justamente Alrededor del Mundo en 80 Jardines, y donde para ser justos no aparecen sólo jardines empingorotados. También hay jardines rústicos, pero esenciales (ver recuadro). Las fotos de Clara sólo figuran en el libro, que ya llegará a nuestras manos. Aunque lo cierto es que ese tipo de jardines uno los ha visto antes. El de Clara era como lo describía Juan: espontáneo, reciclado, con un equilibrio menos precario que lo que aparentaba, lo que quedaba de manifiesto con una techumbre de latón desechada y ladeada, que servía como cubrimiento improvisado de algo, y por cuyo fondo se asomaba un florecimiento espectacular. En síntesis, para el futuro E&J se impondrá encontrar a Clara para hallar un punto de partida del jardín chileno típico: una estética autóctona y abigarrada que, es cuestión de tiempo, dará origen a nuevas formas.  
Parque en Chiñihue. Especies utilizadas: jacarandá (Jacaranda mimosifolia), peumo (Cryptocaria alba), olmo (Ulmus spp.), alcornoque (Quercus suber), lonicera (Lonicera nitida), lirios acuáticos amarillos).

El caso es que Juan Grimm describió con eficacia ese jardín típico chileno. Y es curioso destacar algunas similitudes de lo dicho por Juan con lo dicho en esta misma revista por Todd Temkin, respecto de que el jardín típico chileno “le lleva” maceteros hechos con neumáticos y otros construidos con materiales reciclados.

La enorme gracia de Juan Grimm es que el otro jardín chileno destacado por Monty Don es el de su ya mitológica casa en Los Vilos, que sí salió en el programa de la BBC. Juan Grimm fue uno de los dos paisajistas latinoamericanos destacados por Monty Don. El otro fue Roberto Burle Marx, un monstruo de la belleza urbana.

Jardín en Las Condes de 3.700 m2. Plantas usadas: verónica compacta (Hebe macrantha), ligustro compacto (Olea texanum), mirto (Mirtus comunis).

Claro que Juan Grimm es más que el programa de la BBC o el libro. Su trayectoria es firme y muy intuitiva. Porque no sabía nada de plantas cuando en segundo o tercero de arquitectura diseñó su primer jardín, que eran unas jardineras: “Era para un tipo que vivía en un gran departamento con grandes ventanales. Entonces escogí todas las plantas que me gustaban. De repente miré afuera y vi que había un paisaje lejano de una textura que por la distancia se veía muy delicado y medio grisáceo. Un verde medio gris. Entonces me dije que el primer plano de lo que veo debe tener una continuidad con lo que veo hacia allá. De esa manera integro. Entonces terminé poniendo puras coníferas y cositas de texturas muy chiquitas y grises. Fue un desastre porque nada funcionó. No conocía las plantas. Ponía unas plantitas chicas que después se fueron arriba, nadie sabía cómo podarlas. De experiencia, cero, pero la idea ya estaba”.

Jardín en Las Condes: acer japónico (Acer japonico), olmos (Ulmus spp.), boj (Buxus sempervirens) y abelia (Abelia grandiflora).

Ese embrión de idea resume lo que sería su estética futura. En su exposición el año pasado ante la muy british Society of Garden Designers (la Sociedad de Diseñadores de Jardín), Juan Grimm dijo: “El hombre al construir inevitablemente destruye el entorno. La labor del paisajista será reparar esas heridas vinculando su obra con la arquitectura existente y con el paisaje, en una perfecta sutura que cree un nuevo equilibrio en el paisaje humanizado”.

Es como si a Juan Grimm le doliera ese rompimiento; bueno, a quién no en realidad. Lo interesante suyo es la respuesta que propone para “suturar” ese desequilibrio. En su exposición el año pasado dijo también: “Esto significa que la inspiración que determina la figura final del jardín, independiente de sus dimensiones, proviene del orden orgánico que yo encuentro en la naturaleza”.  

Dos de los 80 jardines escogidos por el célebre Monty Don para su libro y programa de TV son chilenos: uno es de Juan Grimm, el otro es de Clara, a quien buscaremos para entrevistarla. Próximamente también hablaremos de este sensacional libro.

O esta otra frase suya sacada de su misma presentación: “Observando el estilo de mi trabajo me resulta difícil definirlo en pocas palabras, sin embargo creo que la esencia de mis jardines deriva de una ordenada autenticidad que yo encuentro en la naturaleza”.

Esa más o menos es la posición estética y ética de Juan Grimm. Y por eso dentro de “la lengua” de los paisajistas se asocian a su trabajo determinadas palabras como “desdibujar”, “sin interrupción”, “continuidad”. Porque cuando Juan Grimm llega a un lugar que trabajará lo primero que hace es observar el paisaje para capturar su orden interno, que está lejos de ser secreto, aunque sí es íntimo, porque implica una disposición del alma. Y el orden orgánico de ese territorio natural definirá el jardín que creará. Y si a eso se suma una edificación, que deberá estar en sintonía con el paisaje, y con el jardín, tenemos la música que es su casa-paisaje en Los Vilos.  

A nosotros, en la entrevista, nos dijo algo muy revelador: “Yo hago un gesto. Y la naturaleza se encarga de desarrollar ese gesto. Y el gesto es la gran idea. Porque frente a un proyecto tiene que haber una gran idea”.
-Hay una frase de Nicanor Parra, que no he encontrado bien la referencia, pero supongamos que es de él porque es muy buena: “Más que un país, Chile es un paisaje”. ¿Qué podría significar eso?
-Que todo lo natural de Chile es una maravilla y lo que ha hecho el hombre es un desastre. 

LEA EL RESTO DE LA ENTREVISTA EN LA EDICIÓN IMPRESA


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